Siempre tuve claro desde pequeña que quise ser veterinaria. Crecí rodeada de animales en mi ciudad natal, y me tiraba horas y horas observando, simplemente, todo lo que hacían. No dudé ni un momento que el estar en contacto con ellos era mi camino. Estudié en la UCM (Universidad Complutense de Madrid), en el año 2005. En la carrera, tuve que lidiar con enfoques distintos con los que no estaba en coherencia, que me permitieron abrir más la mira, e ir dirigiendo mis pasos hacia una medicina veterinaria más integrativa, considerando todos los aspectos de nuestra familia peluda, poniendo en duda los tratamientos e intervenciones protocolarizadas, indagando más en las necesidades reales de cada pequeño. Es necesario considerar al organismo como un todo; desde la parte fisiológica más primitiva, hasta el estado emocional más sútil. La medicina integrativa trata de forma exclusiva de darle a cada ser justo lo que necesita, ayudándoles a recuperar su equilibrio. Empezando, claro está, por una buena alimentación, adaptada a su naturaleza.